Antes del raid
Jueves a las 2.00 am. Apago el ordenador, estoy hasta los huevos de currar. Llevo desde la vuelta de semana santa trabajando unas 14 horas al día. Me voy a la cama y veo a mi piba sobando. Claro, no es hora de ponerse a preparar la bolsa. La verdad es que no me apetece nada ir a Raid de Cangas… pero que cojones, soy Tronador
Viernes 6.30 am. Suena el despertador. Mi piba ni se inmuta. A las 7.30 llego a la oficina. Desde las 8.30 me encierro en una sala. Una, dos…. Seis horas de reunión. Ufff, Cangas queda muy muy lejos. Llego a casa a las 15.30… comer como los pollos mientras hago la bolsa, reviso la bici y realizo mi primer porteo al coche.
Viernes 17.30. Estoy pasando el tunel de Guadarrama… y empieza a diluviar. Coño, como en el raid de Gredos, se pone a hacer mal tiempo. En el Espinar Javi, MªCarmen y Fer me esperan resguardados. Primera prueba del raid… meter 5 bicis y 10 bultos en la nueva Tronaneta del equipo mientras caen boquerones del cielo. A las seis de la tarde por fin estamos en ruta. El bueno de Fer se chupa todo el camino…
Llegamos a Cangas a las 23.30. Alberto, Nico y Carina nos reciben con los brazos abiertos y los ojos cerrados. En el bar bajo el hotel nos dan una mierda de montados de cenar mientras esperamos a nuestras Tronadoras Carmen y Maica, los Barrymore del amor, Dani y Lolo y el recio Tomás. Nos echamos unas risas y a dormir… ya cerca de la 1.30.
Sábado 8.30. Desayunamos como animales. Una muy muy buena señal… nos sirven chorizo isotónico. Seguro que el tema va bien.
Primera etapa: Trekking, Bici, espeleo, rapel, escalada y kayak
A las 9.15 pasamos el control de firmas y nos metemos en el corralito. Van llegando equipos, vemos bicis (joder, casi todas mucho mejores que las nuestras). Primeras risas, pinos de urgencia… equipos perfectamente uniformados… salvo nosotros. Se da la salida… en autobús. Bueno, sabíamos que el raid no era muy duro, pero vamos, llevarnos a visitar las balizas en bus suena a demasiado. Carmen, Maica y Mari Carmen se ríen nerviosamente. Criaturas….
Llegamos a una aldea y ale, a correr. Los corredores locales, liderados por La Brujula (en la que va Jonay), empiezan a echar espuma por la boca… nos esperan 600 metros de desnivel hasta la primera baliza. Nosotros, a lo nuestro, subiendo sin prisa pero sin pausa y casi siempre corriendo. La orientación, bastante sencilla. Lo mejor, las vistas de los Picos de Europa. Llegamos arriba casi los primeros, hemos elegido bien la ruta de subida y es sorprenderte el ritmo que Mari Carmen lleva. ¿No era diesel? Leches, diesel!!.... pero con 180 CV.
Y nos tiramos para abajo por un sendero con piedras sueltas… y para ser fiel a mi historia, me caigo encima de un tojo. Bueno, estaré sacándome espinitas hasta el 2021. Pero bueno, seguimos a buen ritmo… y llegamos sorprendentemente primeros a la transición de la bici. Esto es muy bueno, o muy malo. Hacemos la transición deprisa gracias a que Fer lo tiene todo muy organizado.
Joder!!, me he dejado los culottes en Madrid. Se me va a poner el orto como a un mandril. Salimos pitando… tras 300 metros de carretera, nos metemos por una aldea y remontamos lo que empieza a ser una pista… que empieza a llenarse de piedras, que empieza a empinarse, que empieza a desaparecer…. Joder, leo en el mapa “Entre la baliza 3 y 5, el terreno es muy abrupto”. Miro a la cara de mis compañeros la primera vez que se echan la bici a la chepa y me preguntan “seguro qué la baliza está en ese collado?”. Pues si. Lo único bueno, comprobar como Mari Carmen nos pasa por la derecha cargando con una bici que pesa 4 kilos más que las nuestras.
Ya en el collado, nos planteamos si subir o no a por una baliza que bonifica tiempo. Para qué plantear nada estando Alberto en carrera. Antes de preguntar ya está 100 metros por delante. Gracias a Alá, en la bajada la organización ha preparado un cumpleaños feliz… bebida isotónica, huesitos. Con pena, por fin podemos montar en bici (hasta ahora sólo nos hemos podido cagar en ella). Bajada rápida hasta la cueva… algún resbalón que otro. Javi insistía en marcarse un grafiti, pero había un tipo de la organización que le requisó el bote de spray.
Y de ahí, a subir, y subir, y subir, y subir…. Sin agua. A mi me atacan mis propias piernas con calambres y me toca empujar la bici unos 10 minutos. Mis compañeros son comprensivos y reducen la marcha. Una vez que me recupero, Mari Carmen, cual Pantani, demarra y nos deja tirados a los demás. También nos pasan unos tipejos en bici… que parecen ir cuesta abajo en unas rampas de ir a molinillo.
Pero bueno, no hay mal que cien años dure… y llegamos al collado y ya toca todo para abajo. Javi demuestra su habilidad mientras que los más torpes quemamos freno… o culo, porque Alberto se deja algo más que el orgullo en una rampa asfaltada. Llegamos al “peligroso rappel” y escalamos de forma “comprometida” a toda ostia (sin H), ya en el pueblo de Cangas de Onís.
Bueno, yo en mi mente tenía la idea que se había acabado lo duro… ahora un plácido paseito por el Sella, viendo los pájaros, disfrutando. Pues los cojones. Tras picar la baliza del Parador, una piedra que sale del fondo del río se empeña en hacernos volcar…en la zona con más rápidos del río. Empezamos a ver pasar nuestra vida en imágenes… y empiezan a pasar piedras por nuestras rodillas y nuestros brazos. Con ayuda de unos chavales, recuperamos el kayak y volvemos a montar, ya sin percances. Mientras, Javi y Alberto se empeñan en derribar un puente golpeándolo repetidamente en su pilar.
Barrimores por detrás, deciden conscientemente dejarse una baliza, porque ellos son tipos Elseve Balsam, porque ellos lo valen.
Bueno, se acaba la etapa… casi seis horas y dos mil metros de desnivel positivo. Sin duda este año está siendo más duro. Poco a poco, nos vamos juntando en el Hostal Barrimores, brujuleros y Tronadores. Con las birras, la pasta y las costillas nos relajamos y empezamos a descojonarnos de todas las anécdotas. La verdad es que Dani es una fuente incabable… ¿de amor? Nico se junta a nuestras charlas para dejar descansar a Carina.
De nuevo, reunión en el campo base. Cena a la luz de la luna, mucho chorizo isotónico, más risas. Lo bueno de este raid, el tener tanto tiempo para compartirlo con los amigos.
Podium
El domingo se levantó perezoso, y cambiamos una vuelta en bici por una vuelta por el mercadillo. Luego, ceremonia de premios y la mejor comida que una organización ha dado en cualquier raid al que he ido. Lo peor, tener que volver.